Mejores lecturas del 2017

En el año que pasó leí mucho más de lo que esperaba, y en promedio han sido unos doce meses de excelentes lecturas. Muchos autores nuevos, mucha literatura argentina contemporánea y gran variedad de géneros, también. Del total de ciento dos libros que he leído este año decidí elegir veintiuno. El único orden que sigue la lista es el de cronologia de lectura, no hay orden de preferencia. 

1) Una cuestión personal, de Kenzaburo Oé. 
El primer libro del año va a la lista de preferidos. Es el único que he leído de este autor japonés y fue una lectura muy dura, muy intensa, que plantea una gran cantidad de cuestiones morales muy interesantes para analizar. Un libro complejo, difícil, que quizás no es para todo el público, pero que pienso que vale mucho la pena. 

2) Fluyan mis lágrimas, dijo el policía, de Philip K. Dick.
De los varios que he leído de Dick, Fluyan mis lágrimas es sin dudas mi preferido. En este libro el autor incorpora todas los elementos argumentales que lo representan: drogas, paranoia, identidades endebles, gobiernos opresivos, tecnología, etc. Como si fuera poco, también incluye un giro de trama casi al final que concibe a ésta como una gran novela de ciencia ficción, para conocer a Dick o para, eventualmente, reencontrarse con él. 

3) El año del desierto, de Pedro Mairal
Lo que más me gustó de esta novela de Mairal fue la idea principal, lo que desarrolla a lo largo de todo el texto: un rewind de la historia argentina. La "intemperie" ataca, y va derribando todo lo que encuentra a su paso. Una novela muy entretenida y muy bien estructurada. Mairal propone un argumento ambicioso, y cumple todas las expectativas. 

4) Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
Clásico de clásicos, Orgullo y prejuicio se erige como una de esas novelas representativas del siglo XIX. Austen delinea con maestría la gama de personajes que componen esta historia. Cada voz tiene su particularidad, cada detalle está en su lugar y nada está de más. Una gran novela: cada página es una pequeña dosis de la profunda capacidad narrativa de la autora.

5) Algún día este dolor te será útil, de Peter Cameron
No es un libro que destaque por la acción que propone. En la novela de Cameron casi que no pasa nada. En realidad, lo que se lleva todos los laureles es la voz del protagonista. Me gustó muchísimo la narración de este adolescente, James Sveck, que no solo es capaz de analizar el mundo en el que vive, sino que también tiene la capacidad de ver dentro suyo, de pensarse a sí mismo. Es una novela muy reflexiva, muy tierna, que a mi me pareció muy bien lograda. Escrita con una prosa muy ágil y entretenida, que en ningún momento se vuelve pesada, Cameron ha construida una novela con mucho encanto, cuyo protagonista es el que más sobresale. 

6) La niña gorda y otros relatos inquietantes, de Marie Luise Kaschnitz 
Sin lugar a dudas, uno de los descubrimientos del año. Esta autora alemana se ha recibido, por lo menos para mí, y con este libro, como una gran cuentista. El libro en cuestión recopila varios relatos en los que lo extraño ocupa el primer plano: historias donde lo cotidiano se vuelve siniestro, donde las mismas personas, haciendo lo que hacen todos los días, se vuelven raras, indescifrables. Kaschnitz incursiona no solo en la materia de sus cuentos, en su trama, sino también en la forma de contarlos. Con una prosa que no es difícil pero que tiene sus vueltas, las cuales la convierten en una mucho más original e interesante para analizar, Kaschnitz ha escrito cuentos muy buenos, muy diferentes entre sí pero siempre manteniendo un gran nivel.

7) La larga noche de Francisco Sanctis, de Humberto Costantini
La novela narra unas horas en la vida de Francisco Sanctis, un hombre que recibe la información de que dos personas van a ser secuestradas por los militares. Con esa premisa tan sencilla Costantini construyó un libro excelente, no solo por el gran manejo que hace sobre los tiempos del argumento sino también por cómo trabaja con el humor negro. Una historia muy entretenida y llevadera, que se lee en nada y se disfruta muchísimo.

8) La ley de la ferocidad, de Pablo Ramos
Podríamos decir que esta es la segunda parte de la trilogía que empieza con El origen de la tristeza y sigue con En cinco segundos levántate María. Si bien pueden leerse independientemente, creo que haber leído antes El origen de la tristeza le da al lector un poco más de sostén para disfrutar más esta historia. El personaje que narra es el mismo. Pero el narrador es otro totalmente distinto. El que relata en La ley de la ferocidad es un hombre ya adulto, distinto al chico que está arrancando la adolescencia que veíamos en la primera novela. En cambio, en esta segunda el narrador es mucho más crudo, más violento, mucho más visceral. Cuenta lo que le pasa, lo que siente, sin tapujos. Drogas, sexo, violencia, sentimientos encontrados. Todo eso le ocurre al Gabriel adulto. Y Pablo Ramos logra darle una voz muy potente, muy interesante.


9) Shirley Jackson
Acá empieza la primera trampa de esta lista. Me permito elegirla a ella como de lo mejor del año porque las dos novelas que leí me hicieron descubrir a una autora que para mí era totalmente desconocida, y de la cual me sorprendí mucho (para bien, claro está). La primera novela que leí fue Siempre hemos vivido en el castillo (la que más me gustó) y la otra es El reloj de sol. Ambas son mucho más que solo literatura de terror. Sátira, humor negro, personajes extraños y casas embrujadas que oprimen a los propios protagonistas (entre otros) son los elementos  que hacen de Shirley Jackson una autora muy particular; dentro del género, consigue una narración muy personal, y eso claramente se valora y mucho.

10) Tres veces luz, de Juan Mattio
Una novela bastante corta, pero muy, muy intensa. Juan Mattio tiene un estilo muy especial, muy poético. A pesar de los hechos terribles que cuenta y de lo mal que lo pasan los personajes uno se permite disfrutar, porque el autor narra de una manera hermosa. Otro gran hallazgo. No es una historia facil de leer. Requiere bastante concentración para no perderse de ningún detalle importante para la comprensión de la trama, pero lo cierto es que vale muchísimo la pena. 

11) La ciudad y la ciudad, de China Miéville
El primer libro de la lista que pertenece al género de ciencia ficción o fantástico. Si bien en este caso también hay mucho contenido de policial, esta novela de Miéville recurre, como era de esperarse, a algunos aspectos más representativas del género al que pertenece como autor: weir fiction, o la ficción de lo raro. Es difícil explicar por qué esta novela es tan buena, pero lo cierto es que uno no puede dejar de maravillarse de la capacidad imaginativa que tiene Miéville. Es capaz de construir todo un mundo nuevo con elementos sumamente originales, y a eso agregarle una trama policial que engancha completamente al lector. A partir de una prosa sencilla, pero que también requiere concentración por la complejidad de conceptos que incorpora, China Miéville escribió una historia interesantísima y muy original, digna de una imaginación prodigiosa. 

12) Shunga, de Martín Sancia Kawamichi
En narrativa argentina, seguramente lo mejor. Un libro que sorprende por la calidad de la prosa del autor, y por lo original que es la trama. Lo poético se complementa con lo erótico, lo violento con lo sublime. Una historia sin igual, que deja al lector sorprendido por la capacidad de Sancia para retratar a la perfección todo aquello que está narrando. Tiene, además, una  habilidad especial para construir imágenes que quedan en la cabeza, y no se van cuando uno termina la novela. Rondan la cabeza del lector mucho tiempo después de haber finalizado el libro. Una historia que admite muchas relecturas. De lo mejor del año, sin lugar a dudas. 

13) No aceptes caramelos de extraños, de Andrea Jeftanovic
Una recopilación de cuentos en los que la moral tiene un papel preponderante. Relaciones incestuosas, violentas, extrañas. Muy interesante para analizar, porque la autora en ningún momento baja línea o dice "esto está bien" o "esto está mal". Más allá del contenido social/moral que evidentemente contiene, No aceptes caramelos de extraños también puede valorarse mucho por el estilo de la autora, por cómo decide contar estas cosas tan tremendas que narra en los relatos. No son textos fáciles, que se lean sin esfuerzo. Necesitan de lectores atentos, que presten atencion para que ningún detalle se pierda y, en última instancia, poder disfrutar (si vale el término) más de las historias que nos están contando. 

14) Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago
Una novela muy conocida, que seguramente le valió a Saramago el Nobel en el 1998. Una epidemia de ceguera blanca asola todo el mundo. Bajo esa premisa, el autor desarrolla una trama que podría graficarse con una parábola. Llega a su punto máximo de brutalidad y deshumanización hacia la mitad del libro, y luego va decayendo en intensidad. Sin embargo, esto no la hace peor, de ninguna manera. Una historia muy interesante, que desnuda las peores miserias de nuestra especie y nos permite analizarnos a nosotros mismos como sociedad. Y todo esto narrado con la prosa de Saramago, que tan particular eso. Casi no utiliza puntos, ni tampoco guiones de diálogo. Eso hace que la narración, por momentos, haga que el lector se confunda un poco, porque encima los personajes no tiene nombre sino que se los refiere como "el médico" o "la mujer del médico". Más allá de cualquier inconveniente, Ensayo sobre la ceguera es una grandísima novela, y es por eso también que se ubica en esta lista. 

15) It, de Stephen King
Me animé a seguir leyendo a King con una de sus obras más reconocidas, pero también de las más extensas y densas para leer. Densa no en el sentido de aburrida, porque lo cierto es que en ningún momento la novela aburre. Sí densa desde el punto de vista de las cosas que narra, porque no solamente debería considerarse a It como una novela de terror. Habla de cuestiones mucho más profundas como el valor de la amistad, de la violencia, del terror más intenso e irracional, del maltrato doméstico y del bullying. Son muchos temas detrás de la máscara de Pennywise el Payaso Asesino. Es por eso que It se difruta tanto, porque permite muchas lecturas. A esto le agregamos una muy buena construcción de personajes y, lo que a mí más me gustó, la elaboración del concepto de miedo; este ser, por así decirlo (Eso), que no tiene una forma determinada, sino que adopta aquella del miedo más profundo del que la ve. Una historia bastante particular, que si bien se tarda en leer (no solo por la cantidad de páginas sino porque King describe muy bien todo)
se disfruta mucho. 

16) Claus y Lucas, de Agota Kristof
Otra de las novelas que, junto a Shunga, se encuentran dentro de lo mejorcito de este top. Una novela dividida en tres partes, que de hecho en su momento se publicaron en tres nouvelles aparte. Narra la historia de unos mellizos, Claus y Lucas, durante la guerra. Pero en realidad, y por lo menos desde mi punto de vista, uno se olvida un poco, mientras está leyendo, de las cuestiones contextuales que también hacen a la trama. La novela sorprende por la minuciosa construcción argumental que logra la autora, y por su evidente capacidad narrativa para contar una historia que en un instante parece una cosa y en el otro, otra completamente distinta. Un libro en donde la verdad y la mentira no tienen definición clara, donde todo se entremezcla para construir una novela inigualable. 

17) Han Kang
Segunda licencia de esta lista. Al igual que con Jackson, de Kang he leído dos novelas: La vegetariana y Human acts. La primera en castellano, la segunda en inglés. Pertenecientes a géneros distintos, ambas me han parecido excelentes, también por motivos diferentes. La vegetariana es una novela genial por los temas que trata y por la capacidad de la autora para construir personajes acomplejados, difíciles, y por eso también muy interesantes para analizar. Aparte de esto, Han Kang tiene una habilidad especial para construir imágenes que, similar a lo que me pasó con Shunga, quedan en la mente del lector mucho después de haber terminado el libro. Una historia ya de por sí distinta, densa y compleja en cuanto a las temáticas que plantea. Por otro lado, con Human acts ocurre algo parecido pero por razones distintas. Más ligada al realismo social, esta novela ronda constantemente un hecho en particular: la masacre de Gwangju, en 1980. Narrada a partir de seis capítulos distintos, que pertenecen a sus respectivas voces, la autora nos cuenta las secuelas de una hecho terrible, pero también las vivencias que algunos personajes tuvieron que experimentar durante la misma masacre. Una novela dura, intensa, escrita con una voz poética muy potente. 

18) Océano mar, de Alessandro Baricco
El mar. Ese es el tema central en la novela del italiano Baricco, que se ubica, principalmente, en la posada Almayer. Una historia de una belleza poética pocas veces vista. El autor escribe de una manera muy particular, que hace su estilo reconocible fácilmente. Cada personaje, de los varios que se alojan en la posada tiene alguna relación con el océano mar. Desde querer conocer dónde termina hasta querer pintarlo solo con agua, el vínculo siempre esta. Una novela que no tiene comparación, no solo por los temas que trata sino por cómo está relatada. Si bien en un principio cuesta adaptarse al estilo del autor, con el correr de las páginas es como si estuviéramos dentro de un encantamiento. No podemos parar de leer porque Baricco nos hechiza, nos hipnotiza con su narración tan especial. Una novela con muchísimo encanto, sin lugar a dudas. 

19) Los Elementales, de Michael McDowell
La Bestia Equilátera está haciendo muy bien esto de rescatar joyas olvidadas. Conocido principalmente por ser el guionista de Tim Burton en dos de sus películas más representativas, McDowell es también novelista. Y, con este libro, se recibió como un gran escritor dentro del género del terror. Es una historia en la que por momentos parece no estar pasando nada, pero que de pronto explota y empieza a suceder de todo. Durante la primera mitad es como si el terror se empezara apenas a perfilar, a presentarse como algo latente. Pero ya en una segunda mitad se vuelve mucho más explícito, más gótico, más cruento. Además de esto, el autor logra construir personajes muy interesantes, en los que uno, con el correr de las páginas, puede ver su desarrollo y su madurez. Una historia muy interesante que renueva el género de las casas embrujadas de una manera muy particular. 

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Aunque figuren 19 lugares, son en realidad 21. No todos los libros son igual de buenos, pero que son buenos, son buenos. Y muy.










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