"Océano mar", de Alessandro Baricco

Ficha técnica
- Título:
Océano mar
- Autor/a:
Alessandro Baricco
- N° de páginas:
235
- Editorial:
Anagrama
- Año:
2007 (publicación original: 1993)

El mar. Ese es el eje central de esta novela, en la que conviven personajes extraordinarios, inusuales, curiosos; cada uno de ellos se ve influenciado de alguna u otra manera por el océano mar, así como se lo nombra en la novela. Todos estos personajes confluyen en la posada Almayer, un lugar mítico y misterioso, que será uno de los factores que hará que aquellos personajes empiecen a ver la vida de una manera distinta. 

Cuando uno lee un libro inusual, fuera de lo común, se da cuenta de ello desde un principio. Eso es lo que efectivamente ocurre con esta preciosa novela de Alessandro Baricco, uno de los escritores italianos más reconocidos del siglo XX y, también, del XXI. Ni bien uno arranca a leer este libro nota que está frente a uno completamente distinto a algo que pudo haber leído antes, y eso se va confirmando con el correr de la historia. La misma está dividida en tres partes; para ser más específicos, en tres “libros”, en los cuales se narran las distintas experiencias que el océano mar irá representando para cada personaje.

Lo cierto es que, por la propia estructura de la prosa de Baricco, al principio puede ser que cueste insertarse en la novela. Eso es lo que particularmente me sucedió a mí. Si bien reconocía estar leyendo algo de una grandísima calidad literaria y narrativa, no podía compenetrarme de lleno en lo que leía, por el simple hecho de que entender todo lo que Baricco narraba me resultaba, en ocasiones, demasiado difícil. Además, la novela no está escrita de manera lineal, digamos, sino que el autor intercala partes más “convencionales”, más descriptivas, con algunas mucho más poéticas, más fantásticas o hasta más filosóficas. Es por este factor que al principio puede resultar un tanto complejo relacionarse fácilmente con Océano mar. Por supuesto, cuando uno va avanzando y empieza  a acostumbrarse al estilo del autor la lectura se vuelve mucho más amena, más sencilla de seguir. Pero el que escribe sigue siendo Baricco. No es que ahora escribe más “fácil” como para que nosotros lo entendamos, sino que los lectores empezamos a ser más capaces de aprehender los códigos y reglas internas de su escritura, lo cual nos permite ir entendiendo más o, por lo menos, podemos seguir su narración de una manera distinta a la del principio.

En la primera parte Baricco introduce a los personajes. Pero claramente, siendo esta una novela tan original, la forma de presentación de éstos no es tan simple. Cada personaje va entrelazándose con la historia de los otros, formando así un entramado de relatos y narraciones de voces distintas que, a medida que pasa el tiempo, se va complejizando. Es por eso que no tengo dudas en afirmar que así como leer Océano mar es una grandísima experiencia, también requiere de lectores atentos, que estén dispuestos, a pesar de a veces no entender por completo, entregarse a esta lectura tan particular y seguir con ella hasta el final.

En la segunda parte, que hasta podría funcionar como un relato en sí mismo, Baricco sigue con la línea anterior de presentar personajes pero esta vez solo se centra en dos. Esta es, probablemente, la parte del libro más impactante, más dura. Sin embargo, la prosa tan estilizada del autor hace que la misma se vea de otra manera. Seguramente, si esta hubiera sido escrita por otro autor habría sido un texto totalmente distinto. Pero el hecho de haber pasado por la pluma de Baricco lo convierte en uno muy interesante de analizar, no solo desde el punto de vista estrictamente literario, por así decirlo, sino también por la cantidad de cosas que suceden que dan para la reflexión. Este segundo capítulo de la novela nos cuenta el naufragio de un barco en el que viajaban dos personajes que luego se incorporan a la historia principal de aquellos que se encuentran en la posada Almayer. En este relato del naufragio Baricco hace gala de toda su impresionante capacidad para tratar al lenguaje y a las palabras de una forma única, muy personal. Dividida en dos partes, según las voces de ambos protagonistas, los lectores somos testigos de innumerables situaciones muy complejas, que dan cuenta del deseo de supervivencia del humano ante todo, aunque ese “ante todo” reúna las atrocidades más grandes a las que uno pueda llegar. La originalidad de esta parte de Océano mar no se termina solo en la poesía de Baricco. También, lo que demuestra lo distinta e innovadora que es esta pieza es la forma en que el autor estructura las voces de los personajes que hablan. En particular, me gustó más la primera. En ella el autor utiliza un recurso muy interesante, que tratar de explicar en este texto es un poco difícil. Lo que sí se puede decir es que Baricco juega con la repetición de palabras, de fragmentos que logran que la narración se cristalice casi como un mantra; es como si con esas repeticiones uno entra en una especie de hechizo, de hipnosis, de la cual solo se sale cuando dejamos de leer (cosa que a medida que avanzamos con la lectura se vuelve cada vez más difícil) o, indefectiblemente, cuando terminamos la novela. Uno sale de ese hechizo casi como pacificado, relajado, como si hubiera pasado por un proceso de meditación que surtió el efecto deseado.

Ese es otro punto muy interesante a tener en cuenta a la hora de tratar de hablar de esta novela. Al principio, cuando comencé a leerla, pensé que no iba a poder seguirla sin parar o sin intercalar con otras lecturas. Pero al mismo tiempo infería que interrumpir la lectura sería un obstáculo para seguir el hilo de la misma. Sin embargo, (y por suerte) todo lo que había prejuzgado en un principio se disipó completamente. Es cierto que inicialmente me costó insertarme en lo que el autor planteaba y, también, en cómo se estructuraba su prosa. No lograba entender todo lo que decía, ni siquiera por contexto. No obstante, había algo en la forma en que el autor escribía que me impulsaba a seguir leyendo. Algo intrínseco a ella, algo que no puede explicarse con palabras exactas ni con una terminología técnica. Es decir, algo en su prosa producía una suerte de hipnosis constante, que no me permitía soltar el libro. Quizás no estaba entendiendo todo lo que Baricco relataba, pero no importaba. Leer era un disfrute permanente. Era casi inevitable que siguiera leyendo, y eso es bastante curioso de explicar y de entender. También, cuando avanzaba con la lectura, iba entendiendo cada vez más, y eso también alentaba a seguir. Así se formaba una especie de círculo virtuso en el que la historia, con el correr de las páginas, se tornaba mucho más interesante, desde todo punto de vista.

Más allá de su prosa, Baricco también tiene una gran capacidad para construir buenos personajes, al igual que los lugares en lo que estos se mueven. Es casi imposible no imaginarse esa mítica posada Almayer, allí, alejada del mundo, cuya única compañía se encuentra definida por la inmensidad del mar. Es casi una cualidad fantástico-maravillosa, una mezcla de géneros que la novela en su totalidad también contiene. Podríamos decir que Océano mar oscila entre lo fantástico, lo onírico, en algunas partes lo misterioso para pasar lo filosófico y lo reflexivo. Así se constituye una historia con multiplicidad de voces y géneros, lo que la convierte en una mucho más interesante como para hacer un análisis más profundo de lo que efectivamente es. Los personajes (mis favoritos fueron Bartleboom y Plasson), también tienen su (gran) cuota de originalidad, y obviamente ayudan a que esta novela se erija como una historia inigualable. Bartleboom es un profesor cuyo objetivo es escribir una enciclopedia a escala general que muestre los límites de las cosas y, en especial, el límite del mar, allí donde este se termina. Al contrario de él, Plasson es un pintor que busca entender dónde este se inicia y realizar sobre una pintura sobre ese momento. La novela se inicia, de hecho, con este último tratando de retratarlo. Ambos personajes, además de ser muy queribles, encarnan figuras poéticas muy potentes, de mucha intensidad. Siempre, como vemos con estos personajes pero que también se encuentra en los demás, su motivación es el mar. De alguna u otra forma (otro ejemplo es el de Elisewin, una joven que utiliza el mar para curarse) sus objetivos, sus deseos pasan por el mar, por la inmensidad que representa y, también, por esa cuestión hipnótica que él mismo genera. Y esa hipnosis se traslada a la perfección a la prosa del autor, que convierte a Océano mar en una lectura que con el tiempo se vuelve completamente absorbente.

Océano mar es una novela que destaca por sobre la media no solamente por una cuestión, sino por varias. La prosa del autor es sublime, poética, estilizada. Logra captar a la perfección lo que el mar genera, esa dualidad entre inmensidad (y por ende desconocimiento) y la paz que produce pararse a contemplarlo. Hechizando al lector con ese estilo tan interesante, tan único y personal, Alessandro Baricco logra construir una historia con unos grandes personajes, que se desarrollan a la par de un argumento que se va poniendo más y más interesante. Una novela sin desperdicio, que si bien puede confundir al principio, porque la prosa del autor es compleja y en nada se asemeja a algo que yo haya leído, con el correr de la historia uno se va acostumbrando. Leer Océano mar
es, sin lugar a dudas, una experiencia altamente disfrutable.

Comentarios