Recomendación del mes - Agosto 2017

En agosto leí cinco libros:

Australia, de Santiago La Rosa
No aceptes caramelos de extraños, de Andrea Jeftanovic
Los enfermos, de Natalia Rozenblum
Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago
En cualquier lado, de Pablo Katchadjian

Julio no ha sido un mes de muchas lecturas, pero en promedio los libros que leí me gustaron bastante. Sacando a Australia, una novela de la que me esperaba un poco más, todos los demás textos me sorprendieron a su manera. 

En ese aspecto, me gustaría destacar dos libros de este mes (lo cual sería casi un cincuenta por ciento del total de las lecturas, un hecho que habla de que en julio predominó, si se quiere, la calidad antes que la cantidad). Estos dos textos son Ensayo sobre la ceguera, de Saramago y No aceptes caramelos de extraños, de Jeftanovic. Cada uno con su forma, ambos analizan muchas cuestiones sobre la mentalidad humana, y además poseen narraciones diferentes, que se alejan de lo que podríamos llamar un relato convencional. 

No aceptes caramelos de extraños me sorprendió mucho por la manera en que encara un tema (la moral) que quizás no sea tan original; justamente, lo que hace que estos relatos destaquen es la forma en que están presentados. La autora recurre al uso de la segunda persona, con la cual obtiene un impacto mayor en cuando a los temas a los que recurre. Todos ellos narran relaciones complejas, si se quiere, entre personajes que algunas veces son familiares y otras no. Jeftanovic relata muchas situaciones que hoy en día llamaríamos tabú, mal vistas o, más específicamente, vínculos que entrarían dentro del orden de las perversiones. Más allá de esto, de que los relatos estén atravesados por cuestiones morales todo el tiempo, la autora en ningún momento baja línea; ella plantea el relato y serán los lectores los que lo interpretarán. Por otra parte, Jeftanovic tiene una prosa muy poética que, acompañada por este uso de la segunda persona, en ocasiones requiere que el lector vuelva atrás para entender (o mejor dicho, para apreciar por completo) lo que nos quiso decir. 

En segundo lugar, pero no por eso menos importante, quiera resaltar una novela que tenía pendiente hace mucho: Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago. Esta es una de las obras más aclamadas de los últimos tiempos no solamente en tanto género ciencia ficción; Saramago fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1998, lo que habla de un escritor mundialmente reconocido. El texto en cuestión narra la aparición repentina de una ceguera blanca que poco a poco se irá extendiendo por todo el mundo. Lo que más destaca, al menos al principio, de esta peculiar novela es la manera en que está escrita. Saramago no utiliza los diálogos de manera convencional, porque no usa los guiones tradicionales, sino que las conversaciones están seguidas a continuación del texto más descriptivo en tercera persona. Las mayúsculas constituyen la única manera que tenemos de saber que alguien dejó de hablar y ahora habla otro. Además, Saramago incluye en su texto un cuestionamiento (o por lo menos una puesta en escena) de las máximas miserias de la naturaleza humana. Con el correr de la novela, hasta llegar más o menos a la mitad, estas cuestiones se van acrecentando en su grado de brutalidad. Cuando empieza la última parte de la novela, acercándose al final, la historia deja de ser tan salvajemente explícita y toma otra postura, que es igual de valorable. Es una novela muy interesante, no solamente desde la cuestión más social, si se quiere, que plantea, sino que también es muy destacable la parte estrictamente literaria que sobresale en ella. 


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