"No aceptes caramelos de extraños", de Andrea Jeftanovic

Ficha técnica
- Título:
No aceptes caramelos de extraños
- Autor/a:
Andrea Jeftanovic
- N° de páginas:
151
- Editorial:
Portaculturas
- Año:
2016


Estos once cuentos giran en torno a un tema en concreto, la familia, que luego se irá ramificando para abarcar otras cuestiones como la infancia, la perversión, la maternidad, la paternidad, siempre atravesadas por la moral.  
Los cuentos de No aceptes caramelos de extraños llaman la atención desde el inicio, desde el momento en que uno comienza a leer. Andrea Jeftanovic tiene una prosa muy, muy particular. Logra construir relatos excelentes, más allá de que, a pesar de tener un nivel relativamente parejo, algunos me hayan gustado más que otros. Por ejemplo, el cuento inicial “Árbol genealógico” es una gran manera de empezar este libro, porque de entrada nos permite reconocer a qué apuntarán los demás. En el mismo vemos la relación incestuosa entre un padre y una hija. Aquí se empieza a vislumbrar lo que será el elenco de personajes vulnerados, perturbados, un tanto siniestros y con una gran profundidad psicológica que protagonizarán todos los cuentos de este libro.  

En cada uno de los relatos siempre hay personajes que se relacionan de alguna u otra manera con otros, y ese vínculo siempre desafía las convenciones sociales establecidas que comúnmente conocemos como moral. Además del tema mencionado antes en “Árbol genealógico” los otros relatos también trabajan sobre cuestiones controversiales, si se quiere, como por ejemplo los consabidos celos entre hermanos pequeños, entre el hermano mayor que ve cómo su reinado infantil se ve amenazado por la llegada de un hermanito. Son temas que forman parte de nuestra naturaleza como personas, que muchas veces son ocultados o por lo menos es lo que se intenta. Jeftanovic los saca a relucir, los pone en primer plano y los utiliza como los ejes argumentales que predominan durante todo el libro.

Nuestra vida está atravesada por la moral indefectiblemente. Actuamos según convenciones, y si alguien lo hace de una manera contraria u opuesta a lo que conocemos como lo correcto entonces seguramente tendrá una represalia. Quizás no de forma legal como lo sería ir a la cárcel, por ejemplo, sino también como una suerte de castigo social; discriminar, apartar, dejar de lado. Como el acto de escribir y la literatura en sí es una actividad humana está sí o sí influenciada por la moral o, mejor dicho, podríamos decir que la moral es un tema interesante a tener en cuenta a la hora de escribir algo. Es interesante porque genera debate, confrontación de opiniones y pensamientos. En ese sentido, No aceptes caramelos de extraños hace un excelente tratamiento de este tema porque en ningún momento hace una bajada de línea; nunca nos dice esto está bien o esto está mal. Probablemente por esa razón, por el hecho de no hacer un juicio de valor sobre las cosas que está relatando, el libro puede llegar a chocar, a resultar bastante fuerte. Ya desde el principio la autora decide iniciarnos en la lectura de estos relatos con uno que particularmente es muy polémico, muy controversial: el ya mencionado “Árbol genealógico”. 
Los primeros cinco o seis cuentos fueron los que más me gustaron, los que más me impresionaron. Seguramente por la originalidad de los mismos, por lo diferente en su escritura y construcción. Más allá de que considero que el libro en general tiene un nivel muy bueno, bastante parejo en promedio, también me parece que estos primeros relatos fueron los mejores y que los siguientes decayeron un poco. De ninguna forma fueron malos, todo lo contrario; lo que quizás ocurre es que los anteriores habían sido tan intensos y tan potentes que los que vinieron después no consiguieron llegar a ese tan alto nivel. Quizás el problema haya sido que los cuentos iniciales dejaron la vara demasiado alta. Igualmente, todos los textos son, en general, de un gran nivel. Un tema tan interesante como la moral  puede ser abordado de distintas maneras, y también se corre el riesgo de que en algún momento empiece a sonar repetitivo o, quizás hasta inconscientemente, el texto incluya una bajada de línea o juicio de valor que tal vez no había sido intencional. Por su capacidad como escritora, Jeftanovic consigue que todos sus relatos sean originales, que contengan algo por lo que destacarse. Convengamos que “la moral”, planteada así sin sus muchas ramificaciones u opiniones al respecto no es en sí sumamente original, pero en No aceptes caramelos de extraños la autora consigue dotar estos cuentos de un estilo muy propio, muy personal, que es lo que finalmente los podría describir como unos textos sumamente innovadores. Así, partiendo de un tema no tan singular, Jeftanovic logra construir unos cuentos muy interesantes por la vuelta de tuerca que al escribir literatura uno puede otorgarle.  

En lo que generalmente leemos lo más común, por así decirlo, es encontrar narraciones en primera o tercera persona. Eso depende de muchas cuestiones, que más que nada tienen que ver con la propia historia que se está contando; seguramente haya novelas o cuentos que funcionen mejor con una primera persona y otros con una tercera. En el caso de No aceptes caramelos de extraños Andrea Jeftanovic recurre a la poco utilizada segunda persona. Es un recursos de por sí interesante, porque es algo distinto, algo que no es común ver. Es por eso que quizás a algunos lectores les resulte un tanto chocante esta forma de narrar, porque no tiene mucho que ver con lo que habitualmente leemos. En mi caso lo que me atrapó de este libro fue esa manera de narrar. En un principio descoloca un poco, pero con el correr de la lectura uno se va acostumbrando. Además, considero que esta elección fue completamente acertada. Con la segunda persona, cada personaje le habla, podríamos decir, a aquel otro personaje con el cual está teniendo esta relación quizás controversial o, también, con aquel personaje que hace a la historia en sí. Este libro habla sobre nosotros como personas, con nuestras distintas formas de relacionarnos con los demás. El uso de la segunda persona permite que estos vínculos se expongan de manera muy clara; para decirlo de otra forma, la relación está muy explícita porque es uno el que le habla al otro. La conexión es directa. Jeftanovic tiene una prosa muy interesante no solo desde esta perspectiva, sino que también tiene un estilo muy poético, que lleva a que a veces sea necesario releer la oración o el párrafo para captar la idea que nos quiere transmitir. Juega mucho con las metáforas, con las comparaciones y eso, en cierto punto, puede llegar a confundir. Pero lo cierto es que cuando uno entiende el concepto no deja de sorprenderse de su capacidad para escribir.

Los relatos que componen No aceptes caramelos de extraños son muy buenos desde muchos puntos de vista. Trata un tema como la moral de una gran manera. Con un estilo propio, la autora construye once relatos de un alto nivel, originales y bien llevados. Con este libro, Andrea Jeftanovic se perfila como una escritora con una impronta muy personal y distinta, original e innovadora. 

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