"Los bailarines del fin del mundo", de Ricardo Romero

Ficha técnica
- Título: Los bailarines del fin del mundo
- Autor/a:
Ricardo Romero
- N° de páginas:
238
- Saga: El síndrome de Rasputín #2
- Editorial:
Aquilina (Colección Negro absoluto)
- Año:
2008


En Los bailarines del fin del mundo, el lector se reencuentra con el trío protagonista que ya había aparecido en la novela anterior, El síndrome de Rasputín: en este caso, Abelev, Maglier y Muishkin deberán actuar casi como detectives privados y tratar de encontrar a María Huidobro, aparentemente atrapada en un misterioso lugar conocido como el CentrodelaTierra.

Ya desde un principio, es decir, con mi lectura de la entrega anterior de esta trilogía, me di cuenta de que estas son novelas que, en muchos aspectos, se salen de la media, de lo previsible, de lo común en el género de novela negra. Aunque también tipificar a las novelas de Romero dentro de este género sería un atrevimiento no del todo justificado; para mí, por lo menos estos dos textos son inclasificables. Tienen elementos de muchos géneros y es por eso que encasillarlo dentro de un tipo de novela no es lo más apropiado. Tanto esta como el volumen anterior contienen factores que podrían estar en una historia de ciencia ficción, en una serie negra, en una fantástica o en un folletín de aventuras. En ese sentido, Los bailarines del fin del mundo es una apuesta muy original, y no se queda en lo que respecta solamente a un género, sino que combina muchos elementos de géneros distintos para construir un texto con estructuras, personajes y situaciones innovadoras.

Si en El síndrome de Rasputín ya veíamos un trío protagonista que se asienta en bases sólidas y consigue una interesante profundidad, en Los bailarines del fin del mundo ese buen desarrollo se fortalece, y Abelev, Muishkin y Maglier se convierten en personajes vivos, que se presentan con virtudes, defectos y modos de actuar y de expresarse característicos de su personalidad. No tengo dudas de que construir una buena gama de personajes constituye uno de los desafíos más grandes de la literatura, y en esta novela Ricardo Romero lo consigue de muy buena manera. Esto también se ve favorecido por algunos capítulos o partes de la narración en donde se relatan hechos pasados de algunos de los personajes, y así es posible entender muchas de las acciones que vemos en la parte presente de la historia. Sin embargo, también me habría gustado conocer un poco más sobre los personajes secundarios (que quizás no lo son tanto), que van apareciendo con el correr del argumento, pero teniendo en cuenta el final de la novela, seguramente sabremos más de ellos en la tercera y última entrega de la saga.

Además de este buen desarrollo de personajes, Romero también arma una ambientación interesante, que parece  estar gobernada por un constante tono de gris. Una Buenos Aires postapocalíptica, si se quiere, sumida en la niebla y en la lluvia, con edificios abandonados y lugares que carecen de iluminación: ese es el ambiente en el que se mueven los personajes. Esto se ve acompañado por sus pensamientos, que muchas veces, en alguno de ellos más expresamente que en otros, rozan lo melancólico.  Este tipo de reflexiones le agregan una mayor profundidad a la psicología de los personajes, lo que los vuelve más reales y completos.

Personalmente, el caso más ligado a lo policial que aparece en Los bailarines del fin del mundo me pareció más atractivo que el que leíamos en la novela anterior. En esta segunda entrega, las acciones suceden a un ritmo vertiginoso, y resulta realmente difícil dejar de leer; pero no por eso la historia pierde profundidad o sentido en la narración. No es que, por el hecho de que estén sucediendo muchas cosas en todo momento estas sean descriptas a medias o de mala manera. Por el contrario, cada hecho que sucede se encuentra dentro de las reglas que plantea el texto, a las que nosotros ingresamos en el momento en que leemos la primera línea. La prosa de Romero ayuda a que la lectura enganche al lector, que haga que uno  no pueda despegarse de las páginas de la novela. Su estilo es muy ágil, muy ameno, que genera que uno conecte completamente con la historia y esté en todo momento alerta y atento a cualquier hecho que suceda y llame la atención. Sumado a esto, Romero tiene una forma de narrar que no solamente se centra en el relato de hechos, sino que va un poco más allá y roza lo poético, lo cual se complementa muy bien con el sentido melancólico que parece regir la psicología de los personajes. Me parece sumamente acertada la decisión de intercalar momentos de reflexión por parte de estos y escenas de acción que se relacionen más a lo policial o a la novela de aventuras. De esa forma, se compone una novela que permite un análisis más amplio; en ese sentido, Los bailarines del fin del mundo se erige como una historia más completa, con más elementos a tener en cuenta.

Los bailarines del fin del mundo cuenta una historia completamente atrapante, que se potencia con la originalidad del autor para construir el interesante entorno en el cual se mueven unos personajes muy bien desarrollados. Esta es una novela de la cual es difícil despegarse, que mantiene al lector constantemente intrigado y con ganas de saber más sobre las nuevas figuras que van apareciendo. Una historia diferente, bien planteada, ágil y muy entretenida, que vale la pena leer.

Puntuación final

8/10

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