"La intrusa", de Éric Faye

Ficha técnica
- Título: La intrusa
- Autor/a:
Éric Faye
- N° de páginas:
107
- Editorial:
Salamandra
- Año:
2013 (2010)
Shimura Kobo es un meteorólogo solitario y metódico. Sin embargo, una serie de situaciones fuera de lugar empiezan a sucederse a su alrededor: encuentra cosas en sitios inadecuados, alimentos faltantes, etc. Para descubrir qué está pasando, Shimura instala una cámara en la cocina, lugar donde se producen los hechos misteriosos. A partir de aquí se revela qué es lo que estuvo pasando en su hogar, y empieza a desarrollarse también la historia.


Faye se basó en una noticia real publicada en la el periódico Asahi en mayo del 2008. Para hacer de esta una historia más literaria, el autor rellenó los huecos que seguramente quedaron de la noticia, y así consigue hilvanar una trama atrapante, y muchas veces inquietante. Luego de instalar la cámara, Shamura se da cuenta de que una mujer desconocida es la que culpable de los hechos misteriosos que tanto lo sorprenden. Pero hay más: cuando Shamura la denuncia a la policía, en el juicio se entera de que la mujer ha estado viviendo en su casa, en un armario, durante aproximadamente un año, sin que él se percatara.
La intrusa es una novela que, si bien es muy corta porque apenas supera las cien páginas está dotada de una extraña profundidad. A pesar de que la historia se basa en un hecho real (por lo que en relación a esto no se puede “valorar” la originalidad del autor) Faye logró imprimirle a La intrusa un estilo propio. Una noticia periodística pretende más que nada informar, pero en este caso este hecho ha tomado valor literario; y eso solamente puede ocurrir si existe sobre él un trabajo por parte del escritor. Si no se puede valorar al autor por el tema central, sí es completamente posible hacerlo por cómo va narrando la historia, y por cómo logra transferirle esa ambientación misteriosa que está presente durante toda la novela. La intrusa empieza con la narración de Shimura y pasada la mayor parte del libro la voz principal pasa a ser la de la mujer. De esta forma el autor consigue abarcar las dos perspectivas de la historia: por un lado, la del meteorólogo, que muestra cómo “su casa ya no es su casa” porque fue ocupada por otra persona sin que él lo supiera; y por otro lado, tenemos la voz de la mujer, que cuenta su historia de cómo se quedó sin trabajo, sin casa y que no eligió la casa de Shimura para instalarse por casualidad, sino que  esta le pertenecía en sus años de juventud: “Pienso que todas las constituciones del mundo deberían reconocer el derecho inaleniable de cualquier persona a regresar cuando guste a los escenarios más entrañables de su pasado. Poner a disposición un manojo de llaves que le permitieran entrar a todos los pisos, casas y jardines donde transcurrió su infancia  y pasarse las horas muertas en esos palacios de invierno de la memoria. Los nuevos propietarios no podrían negar el acceso a esos peregrinos del tiempo”. A partir de este fragmento que corresponde a una carta que envía la mujer a Shimura hacia el final de la novela, podemos ver qué piensa de las casas, de los lugares que le recuerdan los mejores momentos de su infancia; con esta reflexión, entendemos su accionar, su decisión de quedarse en su antiguo hogar a pesar de estar ocupado por un nuevo dueño.


La novela también funciona bien como fuente de entretenimiento, porque a pesar de que las cosas se “resuelven” en pocas hojas, uno está queriendo saber qué pasará con los personajes y cómo actuarán ante las situaciones que van apareciendo. Pienso que la contratapa del libro arruina un poco el misterio de la mujer en la casa, porque si uno no supiera esto al comenzar la historia, podría especular con que se tratara de una alucinación por parte de Shimura o quizás hasta de un propio fantasma o espíritu. En la novela no hay una grandísima cantidad de hechos importantes, (podríamos resumirlos en tres o cuatro) pero están muy bien hilvanados y construidos, por lo que en este caso la calidad importa mucho más que la cantidad.
De esta forma La intrusa es una obra pequeña pero bien llevada y con unos personajes únicos y peculiares. Además, mantiene al lector pegado a las páginas para ver qué es lo que pasará, hasta llegar a un final que no necesariamente “resuelve” los hechos (porque tampoco hay mucho que resolver), pero sí consigue que La intrusa deje de lado la superficialidad de un hecho casi policial para convertirse en un reflexión sobre nuestro día a día y los vínculos que se establecen entre las personas.

Puntuación final



8/10

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