"El restaurante del fin del mundo", de Douglas Adams

Ficha técnica
- Título:
El restaurante del fin del mundo
- Autor/a:
Douglas Adams
- N° de páginas:
203
- Saga: Guía del autoestopista galáctico #2
- Editorial: Anagrama
- Año:
2008 (1980)

En esta segunda entrega de la “trilogía en cinco partes” de Guía del autoestopista galáctico el lector sigue los pasos de los protagonistas que conocimos en el primer volumen de la saga; en este libro, entonces, continúan las peripecias de Arthur Dent, Ford Prefect, Zaphod Beeblebrox, Trillian y Marvin por la inmensidad del espacio exterior.
Uno de los factores que más me gustaron de Guía del autoestopista galáctico fue sin lugar a dudas la inclusión del humor en la historia. Con El restaurante del fin del mundo podemos ver que esto no fue solamente algo circunstancial, sino que constituye una parte importantísima en la escritura de Adams y de las historias que crea; es, de hecho, lo que distingue a esta saga por sobre otras obras de ciencia ficción. Adams innova en ese sentido, porque a los clásicos componentes de este género, como los extraterrestres y los viajes en el tiempo y espacio, le suma otros factores que hacen de esta una saga de novelas muy original. Por ejemplo, algunos pasajes que me gustaron mucho incluyen la figura de la máquina; en este caso Adams recurre también a la ironía, porque incluye máquinas que supuestamente están destinadas a facilitar la vida de los seres del Universo pero al mismo tiempo las perjudican, como en el caso de la máquina de bebidas automáticas que lo único que produce es un líquido de un sospechoso color marrón. En escenas como estas se puede ver la innovación que genera el autor, ya que las máquinas, en otras obras de ciencia ficción, muchas veces constituyen la figura del avance tecnológico, de eso que no se equivoca, mientras que en El restaurante del fin del mundo son expuestas como algo tan “defectuoso” o con complicaciones como la vida misma.

Si bien el volumen anterior me gustó un poco más que este, el genial humor de Adams se mantiene intacto en El restaurante del fin del mundo. Es difícil describir con precisión la trama de esta novela, porque esta trata básicamente de las alocadas aventuras de los protagonistas que vimos en la Guía. Mientras viajan, se van encontrando con otros personajes, y probablemente el mayor problema de este libro sea que estos no están al nivel de los principales, y hasta quizás desentonan un poco. Sin embargo, hay algunos que sí son muy buenos (como el hombre de la caverna que sin saberlo rige el Universo o la voz sin cuerpo), y aunque estén poco en escena, o uno los descubra más al final de la historia, responden a la esencia que Adams le imprime a su novela siendo, al mismo tiempo, funcionales a la trama.
El argumento de El restaurante del fin del mundo se desarrolla tan disparatadamente como lo son los mismos personajes. Pero lo interesante de esto es que uno no desconfía de lo que lee, sino que logra estar inmerso en la trama sin que le parezca que lo que está leyendo es un completo absurdo. Eso es en parte porque la historia nunca se sale de su propia lógica, sino que sigue las normas que ella misma va estableciendo. En ese sentido, la novela de Adams es muy coherente, si se quiere. Sin lugar a dudas, esto es posible gracias al trabajo del autor, que consigue que el lector se abstraiga de lo que consideramos “normal” y pueda acompañar a los personajes sin cuestionarse si lo que hacen es posible o no. Por otra parte, Adams ha hecho un gran trabajo a la hora de construir su Universo. Más allá de que disfruté mucho leyendo las aventuras de los personajes, también me gustó mucho conocer más de los planetas, galaxias, objetos, e historias de las razas extraterrestres del Universo. En estas partes también se ve toda la imaginación del autor y su facilidad para crear mundos, sin dejar de lado el humor que caracteriza a toda la novela. Además, Adams tiene un estilo muy propio que genera que El restaurante del fin del mundo se lea muy rápido; igualmente, de ninguna manera se trata de una narración banal, sino que es tan entretenida, divertida y diferente a lo que habituamos leer que uno tiene la necesidad de seguir leyendo, para saber qué capacidad tiene el autor de seguir sorprendiéndonos.
A pesar de que El restaurante del fin del mundo no está al exacto mismo nivel que la novela que la antecede, aun así permite que el lector se reencuentre con unos personajes muy  bien construidos y sus disparatadas aventuras. Leer a Adams es una experiencia fuera de lo común, no solamente por su narrativa tan propia, sino por su habilidad e imaginación para crear situaciones tan absurdas como divertidas.  
Puntuación final

8/10

Comentarios