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En muchas ocasiones lo más difícil de la literatura no es escribir bien un género, sino conseguir que de la combinación de dos o más géneros salga algo más o menos potable. En el caso de Guía del autoestopista galáctico, (que de ahora en más llamaremos la Guía para abreviar) Douglas Adams logra unir, con absoluta facilidad y naturalidad, dos géneros que quizás en un principio uno no juntaría: el humor y la ciencia ficción. De esta manera, da lugar a lo que ahora conocemos como ciencia ficción humorística. Arthur Dent es un terrícola común y corriente que un día ve cómo su casa es destruida para construir una nueva autopista galáctica. A partir de este hecho, parte rumbo al espacio exterior junto con su amigo extraterrestre Ford Prefect. Durante su viaje conocerá a otros personajes que le irán respondiendo cuestiones (no siempre con demasiada claridad) que no solo tienen que ver con la propia esencia del Universo, sino también de su existencia en sí.
Si tuviese que elegir solamente un factor de la Guía que se destaque por sobre los demás, ese sería sin lugar a dudas la inclusión del humor en la historia principal. Las situaciones disparatadas, los diálogos extravagantes que casi rozan lo absurdo y los propios personajes hacen de esta novela una travesía literaria de lo más entretenida. En primer lugar, porque los protagonistas son excelentes en su construcción. Mi favorito personal fue Zaphod, con sus dos cabezas y su súper mega inteligencia. Sin embargo, todos los demás, desde Arthur hasta Marvin, el robot maníaco depresivo, encajan en la novela perfectamente, generando que el lector no quiera despegarse de ellos en ningún momento. En el único momento en el que quizás no me entretuve tanto fue aproximadamente a la mitad, pero al ser la novela relativamente corta, ese bache fue superado con rapidez y no me encontré con ningún otro problema.
En segundo lugar, la historia mantiene el ritmo por cómo está contada. La prosa de Adams tiene un estilo característico, que incorpora el humor constantemente, y hace de la Guía una historia muy divertida. Además, otro factor que me gustó de cómo narra el autor es que cada tanto agrega fragmentos en los que explica determinados hechos de la historia del Universo. En estos, el lector se ve obligado a conectarse con el contexto, es decir que tiene que hacer una suerte de esfuerzo como para entender todos los nuevos conceptos y la nueva información que el autor va contando sobre el mundo en el que se sitúa la novela. En ese sentido me pareció una decisión más que acertada por parte del autor, ya que consigue construir un mundo (o unos, para ser más precisos) bien desarrollado, con sus propias reglas y normas. Desde ese punto de vista se ve un claro trabajo por parte de Adams, que le da a la historia unos cimientos más fuertes como para que luego se sucedan todos los hechos.
La Guía me pareció una gran novela de ciencia ficción, que incorpora con total maestría un género tan complejo: el humor. Lo cierto es que en este caso, lo humorístico de la historia no es de ninguna manera banal, superficial o hasta grosero; sin ir más lejos, incorpora rasgos del humor que se acercan a la sátira y a la parodia. En fin, tras la fachada de una aparente sencillez, porque es verdad que parece ser una historia sin muchas pretensiones, Guía del autoestopista galáctico es una novela muy entretenida, divertida en su máxima expresión y excelentemente desarrollada.
Puntuación final
9/10
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